El Overclocking
Consiste en eso mismo, en subir la velocidad de reloj por encima de la nominal del micro. Esta práctica puede realizarse a propósito o bien haber sido víctima de un engaño, según; en cualquier caso, entraña riesgos para el micro overclockeado.
Insisto: entraña riesgos para el micro; no diga que no se le avisó. Los micros de una misma clase nacen, en líneas generales, todos iguales. Luego se prueban y se les clasifica con tal o cual velocidad, según la demanda del mercado y lo que se ha comprobado que resisten sin fallo alguno.
Esto quiere decir que muchos micros pueden ser utilizados a más velocidad de la que marcan, aunque fuera de especificaciones y por tanto de garantía. Las consecuencias negativas son tres:
- que no funcione a más velocidad de la marcada (pues nada, se le deja como viene y en paz);
- que se estropee (rara vez pasa si se sube de manera escalonada y vigilando si falla);
- que funcione pero se caliente (pasará SIEMPRE; al ir más rápido, genera más calor).
Las consecuencias positivas, que tenemos un micro más rápido gratis. Si desea arriesgarse, coja el manual de su placa base y lea nuestro artículo introductorio sobre overclocking.
Bueno, está avisado de lo bueno y lo malo, usted verá. Por cierto, lo normal es overclockear micros Pentium o superiores; en los 486 es posible, aunque deben subirse menos (de 33 a 40 MHz, o de 66 a 80, por ejemplo). Hacer overclocking con un 386 o inferior es bastante complicado y no merece la pena.
Micros falsos
La informática es terreno abonado para las falsificaciones. Sin el serigrafiado todos los chips parecen iguales, y es imposible conocer su marca, modelo o velocidad.
Esto se aplica a la perfección para los micros; antiguamente era raro que alguien vendiera un micro falsificado, pero con la llegada del Pentium el problema llegó a adquirir dimensiones alarmantes, con cuerpos como la Interpol movilizados a la caza del falsificador.
Los engaños más típicos suelen ser:
- Falsificación en sí: se coge un chip, se le borra o tapa el serigrafiado y se escribe encima, consiguiendo un nuevo chip más caro. Al principio la falsificación era muy cutre, y un poco de acetona la revelaba; hoy en día, ni un experto puede estar seguro.
Es muy difícil de evitar, como no sea acudiendo a empresas de reconocido prestigio donde el riesgo sea mínimo o escogiendo un chip barato, que seguro que no han falsificado. También se puede exigir que sea un chip no OEM, sino con su propia caja y garantía sellada, pero estos chips son mucho más caros (y la caja puede ser falsa...)
- Intercambio de micros: un día se nos ocurre levantar el ventilador del micro y ¡sorpresa!, es un Pentium normal en vez de MMX; o va a otra velocidad, por ejemplo. Se va a la tienda y nos dicen que es un error, que no entienden qué puede haber pasado... y como no queremos follón y puede que tengan razón (en cuyo caso lo que son es unos cutres), dejamos que nos cambien el chip y nos vamos.
- Cambios de marca: algo muy común en la época 386 y 486, ahora mucho menos. Pagábamos un micro Intel y nos vendían un AMD, Cyrix o Texas Instruments; micros que a veces son iguales o mejores (mi 386 de AMD era fantástico, y aún podría funcionar sin problemas) pero que son más baratos, por lo que el ahorro es para el vendedor, no para nosotros.
Se sabe de historias aberrantes, se lo aseguro; Pentium MMX más lentos que un 486, micros con 5 pegatinas encima del serigrafiado... falso, claro; y cosas aún peores. Las soluciones, a continuación:
- Exija ver el interior del ordenador: como no sea que compra en un sitio de muchísima garantía tipo Corte Inglés, PC City, ADL... (e incluso así, pueden haberse equivocado al embalarlo). Si no quieren, váyase sin pagar a otro lado; si quieren sus cientos de miles de pesetas no deberían molestarse por algo así.
Por cierto, pueden obligarle a que la garantía valga únicamente si el ordenador lo abren sólo ellos (con sellos y pegatinas en la caja para saber si lo ha abierto). A mí no me gusta el método, porque le obliga a ampliarlo siempre en esa tienda, pero es más o menos legal; infórmese. De todas formas, nadie lo encontraría raro si se tratase de un televisor; ellos se protegen, en principio, de los manazas informáticos (que haberlos, haylos).
- Exija siempre una factura detallada: y, por el amor de Dios, con el IVA incluído. Será su única garantía de reclamación, así que asegúrese de que está TODO al detalle: modelos, cantidades (RAM, disco duro) y, sobre todo, marcas. Por ejemplo, "chip 200 MHz" no es nada; ¿qué es: un Pentium, un MMX, un II, un K6, un 6x86? (o un 486 superdopado, quién sabe).
- Vaya a sitios de una cierta fama: o al menos, con una apariencia decente y organizada. Si no entiende nada de la informática actual, lea revistas (varias), asesórese por un amigo o vaya a mis páginas de consejos de compra.