Resulta curioso, pero en España no parece que cuaje mucho este tipo de venta, bastante normal en otros países. Sin embargo, resulta bastante interesante, aunque sabiendo qué se está comprando... y en qué condiciones. Por cierto, en contra de la norma habitual, en los precios comentados se incluye el IVA (si lo hubiera).
Ante todo distinguir entre tres tipos de compras de segunda mano:
- En tiendas especializadas en productos de segunda mano.
- A empresas o tiendas de informática.
- A particulares.
No tiene nada que ver un tipo con otro. En las tiendas de segunda mano, como las de la cadena Cash Converters, se nos ofrecen productos garantizados (por un breve periodo de tiempo, de uno a tres meses), lo cual es una ventaja evidente; sin embargo, la formación (y a veces la buena fe) de los dependientes en temas de informática suele ser escasa (que no se enfade nadie, pero vivo muy cerca de una tienda de esta clase y sé lo que me digo).
Eso sí, son productos garantizados, así que tampoco resulta muy preocupante, pero escoja al dependiente más listo y/o vaya con un amigo enterao de estos temas. Por lo demás, las configuraciones son lo que hay ese día, si quiere lo toma y si no lo deja, y los precios suelen ser algo más caros que comprando a particulares.
Muchas empresas o tiendas de informática venden sus restos de stock, sus ordenadores de muestrario o bien ordenadores usados durante un cierto tiempo. Suelen dar garantía, aunque el problema radica en los precios, generalmente elevados, sobre todo en ordenadores de marca; además, en España de nuevo no es fácil encontrar anuncios sobre estos temas, cuando en otros países son muy comunes (incluso IBM vende restos de stock muy bien configurados vía Internet).
Los particulares son la auténtica bestia negra de las compras de segunda mano. Desgraciadamente, los seres humanos no nos caracterizamos por nuestra decencia, y los timos, engaños, falsedades y demás ¡¿#!!! se encuentran a la orden del día. Ordenadores y componentes muy maltratados, con errores desde origen, con discos duros con sectores dañados, con micros casi quemados... Todo eso se ve, y más.
Claro está que hay bellísimas personas que nunca engañarían a nadie, pero no llevan ese carnet para enseñárnoslo. Los precios suelen ser buenos, pero el riesgo es elevado; ante todo no se fíe, y no suelte ni un duro hasta estar seguro de haberlo verificado todo. Que luego las reclamaciones acaban a bofetadas...
Para comprar a particulares, le recomiendo los tablones de anuncios o sitios web especializados de Internet, como www.mercadolibre.com o www.ibazar.es, sobre todo porque así podrá comparar y hacerse una idea de los precios.
Conclusiones
Ante este panorama aterrador de falsedades, errores y demás problemas, pensará usted que voy a decirle que no compre nunca ordenadores de segunda mano. Pues no: voy a animarle a que lo haga, aunque meditando lo que hace.
Un ordenador de segunda mano puede ser lo mejor para un novato en la Informática. Si se gasta 200.000 pts en uno nuevo, pero tarda 6 meses o un año en entender qué es eso del ratón, habrá tirado el dinero, porque su ordenador ni siquiera se fabricará ya. En cambio, gastando unas 50.000 en un Pentium a 166 MHz con 32 MB y con Windows 95 podrá aprender, y en un año se compra por 150.000 pts uno nuevo más potente que aquél de 200.000 (se lo juro).
Además, mucha gente no precisa la enorme potencia de los ordenadores más lentos de la actualidad. Para hacer una contabilidad, llevar un pequeño almacén, escribir unas cartas y mil actividades más, basta con un 486 lento. Incluso si se acostumbra al DOS, basta con un 386 de ¡menos de 10.000 pts con monitor!
Y qué decir de los fanáticos de los ordenadores. ¡Puede tener un ordenador en la sierra o en la playa con el que conectarse a esta página por menos de 50.000 pts! O probar la auténtica multitarea de usar dos ordenadores a la vez, compartiendo o no el monitor y el teclado o ratón mediante unas pequeñas cajas que sirven de "Y". Aunque los gastos en psiquiatras pueden ser excesivos...
En fin, que como todo en la vida, tiene su parte buena y su parte mala, y hay quien prefiere ver una y quien sólo ve la otra.